El aprendizaje una lengua extranjera como el inglés es un viaje… con muchas paradas en el camino.
Desde la adquisición de las primeras nociones básicas hasta la aplicación diaria de la lengua, ¡cada fase contribuye a un dominio completo del inglés!
En esta guía, echamos un vistazo a las distintas fases de este proceso de aprendizaje y detallamos los pasos esenciales que te permitirán transformar una habilidad lingüística incipiente en una herramienta de comunicación fluida y natural…
¿Qué es una fase de aprendizaje?
Una fase de aprendizaje corresponde a una etapa distinta en el proceso general de adquisición de una habilidad, como el aprendizaje de la lengua inglesa. Cada fase refleja una progresión específica, desde el descubrimiento inicial hasta el dominio práctico, pasando por momentos clave de consolidación y aplicación.
Seis fases principales de aprendizaje
El aprendizaje del inglés, como cualquier proceso educativo, puede dividirse en seis fases principales:
- adquisición
- soltura
- retención
- resistencia
- transferencia
- aplicación
Cada una de estas etapas desempeña un papel esencial en la integración sostenible de los conocimientos y destrezas lingüísticos. ¡Desglosémoslas!
Fase 1: adquisición
La fase de adquisición es la primera etapa del proceso de aprendizaje del inglés, en la que el alumno descubre y asimila los fundamentos de la lengua. Esta fase sienta las bases sobre las que se construirá todo lo demás. Está marcada por la exposición a la lengua y la repetición constante de los elementos esenciales.
La importancia de la exposición y la repetición
Durante esta etapa, los alumnos empiezan familiarizándose con los sonidos, las palabras y las estructuras gramaticales básicas. La escucha activa desempeña aquí un papel fundamental: escuchar conversaciones, ver vídeos o utilizar aplicaciones interactivas ayuda a integrar gradualmente el vocabulario básico y las expresiones comunes.
Se trata de un periodo en el que los alumnos, a menudo inconscientemente, empiezan a imitar y repetir lo que oyen, ¡un poco como un niño que aprende su lengua materna!
Por ejemplo, un principiante que ve regularmente vídeos en inglés con subtítulos. Al principio, solo capta unas pocas palabras, pero con el tiempo, la repetición le permite reconocer frases enteras y comprender su significado. Gracias a esta exposición continua, la adquisición se solidifica, preparando al alumno para las siguientes fases.
Fase 2: soltura
La fase de soltura es cuando los alumnos empiezan a sentirse más a gusto con la lengua inglesa. Una vez adquiridas las nociones básicas, entran en un periodo en el que pueden utilizar estos conocimientos de forma más fluida y natural.
Este es un momento en el que la práctica regular resulta esencial para desarrollar esta fluidez y pasar de la simple comprensión a la producción activa de la lengua.
La práctica regular y la transición a la expresión
Durante esta fase, se anima a los alumnos a expresarse cada vez más en inglés, tanto oralmente como por escrito. Los errores siguen siendo frecuentes, pero forman parte integrante del proceso de aprendizaje.
El objetivo es empezar a pensar en inglés, sin tener que traducir sistemáticamente de la lengua materna. Las conversaciones sencillas, la redacción de textos breves y la participación en debates son actividades que fomentan la fluidez.
Imagina, por ejemplo, a un alumno que participa en sesiones de conversación en línea. Al principio, puede dudar y buscar las palabras, pero con el tiempo adquiere más confianza y habla con más fluidez, aunque su discurso aún no sea perfecto. Este progreso es señal de que está pasando a la fase de soltura, en la que el inglés se está convirtiendo en una lengua de comunicación cada vez más natural para él.
Fase 3: retención
El principal objetivo de la fase de retención es garantizar que los conocimientos adquiridos se conserven a lo largo del tiempo. En esta fase, los alumnos deben asegurarse de que lo que han aprendido no se pierda con el tiempo. Se trata de consolidar lo básico, reforzar los conocimientos y hacer que la lengua sea más accesible a la memoria a largo plazo.
Estrategias para potenciar la memoria
La retención requiere una práctica regular y la aplicación de estrategias eficaces que ayuden a memorizar el vocabulario, las estructuras gramaticales y las expresiones. Una de las técnicas más eficaces es la repetición espaciada, que consiste en repasar la información a intervalos regulares para fijarla en la memoria. Otros métodos son el uso de flashcards, el repaso activo de apuntes o la aplicación de los nuevos conocimientos en diversos contextos, como conversaciones o escritos.
Por ejemplo, un alumno puede organizar sesiones semanales de repaso en las que revise las nuevas palabras y reglas gramaticales que ha aprendido. También pueden utilizar aplicaciones de repetición espaciada (como MosaLingua) para asegurarse de que no olvidan lo que ya han aprendido. Al repetir esta información en diferentes contextos, como en una conversación o en un escrito, refuerzan su capacidad de retenerla a largo plazo.
Fase 4: resistencia
A menudo se subestima la fase de resistencia… pero es esencial para que los conocimientos adquiridos se transformen en destrezas sólidas y duraderas. En esta fase, los alumnos se enfrentan a retos y obstáculos que ponen a prueba su capacidad para utilizar la lengua con fluidez y espontaneidad, incluso en situaciones nuevas o complejas.
La resistencia es la capacidad de superar estas dificultades sin perder la confianza ni la motivación.
Superar los obstáculos y mantener la motivación
Esta fase pone de relieve los momentos en que los alumnos pueden sentirse frustrados por las dificultades, como cuando se encuentran con frases complejas, acentos diferentes o temas con los que están menos familiarizados. Lo importante es perseverar, aceptar los errores como parte natural del proceso y tratar de comprenderlos y corregirlos en lugar de desanimarse.
A modo de ejemplo, un alumno puede encontrarse en dificultades al intentar seguir una conversación entre hablantes nativos que hablan deprisa o con diversos acentos. En lugar de sentirse abrumado, puede optar por repasar esas conversaciones, analizar los puntos que no haya entendido y practicar a su propio ritmo.
También puede incluir la práctica del inglés en situaciones estresantes, como una presentación en público o un intercambio profesional, en las que el alumno desarrolla su resiliencia al enfrentarse a estos retos y superarlos.
Fase 5: transferencia
Durante la fase de transferencia, el alumno empieza a aplicar las destrezas lingüísticas adquiridas en nuevos contextos, más allá de las situaciones habituales de aprendizaje. Esta fase permite al alumno pasar de un uso limitado del inglés a la capacidad de comunicarse eficazmente en diversos entornos, ya sean profesionales, académicos o sociales.
Utilizar el inglés en diversos contextos
La transferencia implica utilizar el inglés en situaciones que no se estudiaron específicamente durante el aprendizaje inicial. Esto puede incluir interacciones en ámbitos técnicos, debates sobre temas especializados o la adaptación a diferentes culturas lingüísticas.
El objetivo es comprobar si el alumno es capaz de transferir sus conocimientos a situaciones nuevas, y mostrar así una verdadera flexibilidad y adaptabilidad en el uso de la lengua.
Tomemos el ejemplo de un estudiante de inglés que trabaja en el campo de la tecnología. Este estudiante puede tener que asistir a una conferencia internacional en la que el inglés sea la lengua principal… En este caso, necesitará utilizar el inglés no solo para las conversaciones cotidianas, sino también para comprender y discutir conceptos técnicos complejos con expertos de todo el mundo.
En resumen, ¡la fase de transferencia es una demostración de la madurez lingüística del alumno!
Fase 6: aplicación
¡La fase de aplicación es la etapa final! El alumno utiliza la lengua de forma activa y regular en la vida cotidiana. Este es el momento en que el inglés deja de ser solo una habilidad aprendida y se convierte en una herramienta de comunicación natural.
Aplicar la lengua en diversos contextos de la vida real es esencial para consolidar las destrezas que ya has adquirido y para seguir progresando.
Integrar el inglés en la vida cotidiana
La aplicación consiste en utilizar el inglés en situaciones auténticas: en el trabajo, en los viajes, en el ocio o incluso en las interacciones sociales. En esta fase, los alumnos deben intentar integrar el inglés en su rutina diaria: leer libros o artículos en inglés, ver películas sin subtítulos, participar en debates en línea o mantener correspondencia con amigos o compañeros en inglés.
¿Un ejemplo? Los profesionales que necesiten comunicarse regularmente con clientes o colegas anglófonos podrían empezar a escribir todos sus correos electrónicos en inglés, participar en reuniones en inglés o hacer presentaciones en inglés. De este modo, pueden aplicar sus conocimientos lingüísticos directamente a tareas concretas que sean relevantes para su trabajo, ¡y reforzar así su dominio de la lengua!
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